Con ese nombre, cabría esperarse algo bastante oscuro y tenebroso. Pero si vemos que en el cartel estaban Helloween y Gamma Ray, rápidamente nos damos cuenta de que todo pasa por el filtro del humor. Sí, esos dos grupos alemanes, padre e hijo, hermanos, primos o lo que sean, juntos. Después de años tirándose los trastos a la cabeza, sorprende que hagan una gira conjunta.
Para empezar, un grupo que a priori no despertaba ninguna curiosidad en mí: Axxis. Parecía que eran uno más de aquella antigua moda del Power Metal alemán, pero la verdad es que los toques rockeros de sus canciones los hacían más interesantes. Y sobretodo, la labor del cantante, que era un auténtico frontman, de los que no tienen complejos.
El primer plato fuerte llegaba después. Gamma Ray salían al escenario. Espera, ¿quién es ese? Era Henning Basse, cantante de Metallium, que venía a sustituir a Kai Hansen en las voces. Parece que la suerte de la gripe me persigue a cada concierto que asisto, y en este caso repitió la jugada. En cualquier caso, fue un digno sustituto. A ambos se les notaba emocionados por la respuesta del respetable, que supo aceptar la noticia y animar lo indecible. El propio Basse estuvo a punto de llorar. No en vano, cayeron “Land Of The Free” o “Heaven Can Wait”, clásicos de la banda que seguro habrá soñado cantar en directo. Lo que no imaginaba es que estaría Kai a su lado, que no dejó la guitarra.
Fue una actuación con no muchas canciones, donde se combinaron los temas del nuevo disco con los más coreados, los de toda la vida. Sobre todo, no faltó el buen rollo que transmite Hansen, que aunque con gripe, no paró de moverse. Parece que se repartieron los clásicos de Helloween. A Gamma Ray le tocó “Ride The Sky”. Inmejorable. Quizás, o seguramente, alargaron demasiado “Heavy Metal Universe” y “Somewhere Out In Space”. Deberían dejar esa costumbre que sólo cansa al público, que normalmente no es la primera vez que les disfruta.
Pronto salía la otra cara de la moneda. Los que se quedaron en el barco y los que las mareas del tiempo les han sumado también a la nave: Helloween. Y el comienzo no podía ser mejor: “Halloween”. Andi Deris nunca interpretará los temas de Kiske igual que éste, para qué negarlo, pero en los suyos lo hace realmente bien. Tiene una voz muy personal. Hace mucho tiempo que está asentado en la banda y no cabe ponerle en duda. Así llegaron los clásicos de la nueva época, como “Sole Survivor”, y los nuevos temas de sus últimos discos, tanto de 'Gambling With The Devil' como de la tercera parte de los 'Keepers'. Todo estuvo compensado y a Helloween le tocó también traernos “Dr. Stein”, “Eagle Fly Free” y, atención, "March Of Time". En definitiva, un grupo que ha sabido reconvertirse con el paso del tiempo, y no ha dejado que la calabaza se pudra. Markus y Michael encarnan la viejísima época, Andi está más que asentado y es parte importante del grupo, y Sascha y el Dani, definitivamente, son ya imprescindibles para cerrar el grupo. El guitarrista no tiene nada que envidiar a las antiguas calabazas. De hecho, su calidad es, por lo menos, pareja a la de Hansen y Grapow. El batería tampoco lo hace nada mal, aunque volviera la tradición de los solos de batería, ante lo que cabe pedir: si no eres Terrana, hazlo más corto. Para despedirse, un medley donde cupo un poco de todo: “Keeper Of The Seven Keys”, “Perfect Gentleman”, “I Can” y, cómo no, “Power”.
Pero el momento álgido llegaría cuando se juntaron todos en el escenario. 
Por momentos parecía que los últimos años de los 80 habían vuelto a Barakaldo. Ya no llenan estadios, y la locura de esos Helloween quizá ya pasó, pero son capaces de rememorar aquellos grandes discos, antes de que Hansen buscara su vía aparte con Gamma Ray. Y es que fue impresionante, y ciertamente también impensable hace un tiempo, mientras sonaban “Future World” y “I Want Out”, ver a Sascha con Henjo, a Dirk y Markus tocando ambos el bajo, a Andi con Hansen sin ningún problema. Y, sobre todo, volver a ver a Kai, Markus y Michael juntos.
